Samarcanda.

Cuenta la leyenda que al entrar en Samarcanda Alejandro Magno dijo:

"¡Todo lo que he escuchado sobre Samarcanda, todo es verdad, absolutamente todo! Excepto una cosa: resultó ser más bonita de lo que podría esperar e imaginar. "

No sólo Alejandro pasó con sus tropas por aquí, Gengis Kan arrasó con ella, y más tarde Tamerlán hizo de esta ciudad la capital de su imperio. Tamerlán, aunque no era ningún santo, se propuso convertir a Samarcanda en la ciudad más bella del mundo.

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Mausoleo de Amir Timur, o Tamerlán.

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El el centro, el sepulcro de Tamerlán.

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Muy cerquita el mausoleo Ak-Saray. Tampoco está mal.

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Mezquita Rujabad.

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Esperando el espectáculo de luz y sonido de las 21 h.

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Mausoleo de Tamerlán. Con el boleto de la mañana el portero me deja pasar de nuevo. Y ahora poquita gente.

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Tras el día de calentamiento, ya estoy listo para visitar el Registán. El gran arte de la arquitectura.

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Madrasa Tilla Kori, s.XIX.

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Madrasa Ulugh Beg, s.XV.

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Madrasa Sherdor, s.XIX. Las tres cierran la plaza por tres de sus lados.

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Visitantes de la zona.

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Mezquita de la madrasa Tilla Kori. No es felicidad, pero por 2 ó 3 segundos te olvidas de ese imposible.

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Una de las opciones: alquilar un vestido y fotografiarse como una modelo.

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Y a la noche...

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Espectacular.

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Mezquita Bibi Janym, destinada en su día a acoger a todos los hombres de Samarcanda en la oración del viernes.

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Primeros años del s.XV.

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"Las puertas del Paraíso están abiertas para los fieles".

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Mausoleo de Bibi Janym, una de las esposas de Tamerlán.

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Mausoleos Shaji Zinda.

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Alguna otra de las mujeres de Tamerlán está por aquí.

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Son sólo algunas de las cúpulas interiores.

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Mausoleo de San Daniel, o profeta Daniel para musulmanes.

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Unos peregrinos.

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Mezquita Hazrat Khizr y mausoleo de Islam Karimov, primer presidente de la nueva república uzbeka.

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Me ha costado encontrarla pero al fin he dado con ella. Y eso que ya había pasado por aquí varias veces. Pero gracias a una reseña en internet de Miquel Silvestre (con quien de nuevo coinciden mis pasos como el año pasado en Larache), he hallado el lugar que buscaba.

Esta es la calle dedicada al madrileño Rui González de Clavijo, que llegó a la corte de Tamerlán en 1.403  cuando el emperador era ya un anciano. Enviado como embajador de Castilla por Enrique III para buscar alianza contra los otomanos.

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Otro de los grandes viajeros de la antigüedad con quien tengo el placer de compartir espacio aunque sea con seis siglos de desfase.

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