viernes, 30 de octubre de 2015

Enésima Malasia.

De nuevo en Malaca, planeando mi aproximación a Kuala Lumpur, paso un par de días recorriendo sus calles. Lo bueno de volver a un lugar es que ya sabes donde buscar un hotel económico, donde ir a comer nasi ayam, a cenar la sopa china más buena y barata... Sabes donde está la mezquita y el templo de Confucio y puedes acercarte al templo hinduista por si hubiese alguna celebración.
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La bicicleta es el vehículo más odiado, si es que se puede odiar un objeto. No porque sea silenciosa, no ensucie el aire, necesite poco espacio para su estacionamiento, no deteriore la vía por la que circula ahorrando dinero al estado en infraestructuras... No, lo es por ser lenta. El conductor de automóvil la odia porque estorba en su camino. Pero nunca ha pensado el automovilista que cuando se retiene ante un ciclista, la culpa no es de éste, lo que causa su retención son los cien (o mil) vehículos a motor que vienen de frente e impiden el adelantamiento. Lo que le "estorba" son esos cien (o mil) vehículos, no la bicicleta.
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Si te gustan los pájaros, ¿por qué los enjaulas?
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¿Zona libre de humos? Te prohíben fumar en la calle y permiten el paso de la principal fuente de contaminación dentro de las poblaciones.
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Hasta los ángeles del cielo castigan a los malvados.
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Dejo Malaca en dirección a la capital nacional.
Los monos, exterminados sus enemigos naturales, pueden llegar a ser una plaga.
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Las lluvias tropicales pueden ser tan fuertes que se construyen refugios para los motoristas.
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Una vez más en Kuala Lumpur.
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Se vende. Cuando voy a correos para enviar la bicicleta a España por barco, me dicen que los paquetes grades tienen que ir por aire ¿Paquetes grandes en avión y pequeños en barco? El que hace las normas... Y el costo no me compensa.
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El conductor lo quiere todo, no tiene suficiente con tres carriles en cada sentido, también ocupa las aceras. El peatón búsquese la vida.
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Sacerdote hinduista en su templo.
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Restaurante en el barrio chino con el menú "impreso" sobre la mesa.
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Los buenos musulmanes sólo deben comer comida halal. Esto no significa simplemente comer los alimentos permitidos, sino que éstos han de ser tratados correctamente y con los utensilios apropiados. Por ejemplo, se puede sacrificar un cordero mirando a la Meca pero ser impuro si el cuchillo elegido se usó anteriormente para matar un cerdo. Aquí en Malasia se tiene esto muy en cuenta, e incluso la Coca-Cola y hasta el agua embotellada deben de tener su etiqueta halal.
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Foto de boda.
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Barrios a la última en el centro de la capital malaya.
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El metro. Si quieres sexo vete a un hotel.
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Escaleras que conducen a la entrada de las cuevas de Batu.
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Si supiésemos el futuro, ¿qué encanto tendría la vida?
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Tiendas de moda
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Final de viaje en Kuala Lumpur con 10.500 km.
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sábado, 10 de octubre de 2015

Sumatra, mes 2.

De regreso de Nías me encamino hacia el lugar más conocido de Sumatra: el lago Toba. Pero para llegar a él hay que escalar de nuevo la cordillera occidental de la gran isla. Horas de ascenso que me llevan a algunos de los lugares más curiosos de los últimos meses.
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Sigo pedaleando por territorio cristiano.
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El 17 de Agosto es el día nacional de la república de Indonesia y a lo largo de la carretera desfilan niños de todas las edades celebrándolo.
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Los niños de esta aldea no dejan sacar una fotografía sin posar para ser retratados.
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El lago Toba es el lugar más visitado por los extranjeros que llegan a Sumatra.
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En el lago está la isla de Samosir.
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Antiguas tumbas de jefes animistas.
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- ¿Es bonito Simanindo?
- A mí no me gusta, yo lo veo cada día, como estas casas- dice señalando la arquitectura batak- todos los días.
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Ya me habían dicho que un hombre si dispone de buena salud y es pudiente debe casarse y tener hijos.
- Aquí en Indonesia nos casamos a los 20 años, incluso con 17.
Así que digo estar casado, un hijo de 6 años; Ana y Víctor.
- ¿Y dónde está tu mujer?
- En España, trabajando.
- Vida feliz...
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Niñas de Dokan jugando a la puerta de sus casas.
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A Berastagi la gente viene a subir al volcán Sibayak, yo también. Al fondo el Sinabung.
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El gunung Sinabung que ronronea como un gato, de vez en cuando da un fuerte ronquido.
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Camino del lago Kawar.
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El mercado de Kabanjahe.
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Rambutanes para el postre.
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Extraños remedios para "curiosas" enfermedades.
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Varios jóvenes se fotografían conmigo a la puerta de la mezquita. Un hombre se dirige a ellos muy molesto.
- ¿Qué os dice?
- Qué cual es tu religión, es un fanático.
No se interesó sobre que tipo de persona soy, si soy bueno o malo, él juzga a las personas dependiendo de sus creencias religiosas. Los chicos se disculpan por el comportamiento del adulto.
- No os preocupéis, en Indonesia todo el mundo es muy amable conmigo.
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En el restaurante el gato me ronda, intenta subirse a mis piernas, le echo de mi lado, vuelve una y otra vez. Al acabar de comer me levanto y el gato se sube a la silla para llegar a la mesa, trato de impedírselo. Pago la cuenta y veo antes de irme como la patrona pone los platos en el suelo al alcance del gato para que éste termine con las sobras.
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Estos días amanecen brumosos. El Sol rojizo, y las nieblas no terminan de diluirse durante la jornada. Yo ya había leído algo pero un paisano parece confirmarlo.
- Esto no me gusta- dice- queman la jungla y el humo tapa al Sol.
Tal es la cantidad de incendios provocados que en los días con viento de poniente, el humo llega hasta el cielo de Malasia, al otro lado del estrecho. Es el hombre de estos campos, que incendia la selva y su despojo guarda como botín de guerra... Ya sean las selvas indonesias, amazónicas, o los pinares de Castilla, la historia es la misma.
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La niña, de unos 12 años, se agacha y agarra una piedra según se acerca. Debe ya de conocer al animal. Éste está enseñando los dientes a los motoristas que pasan a su lado. Algún día la niña, a la vuelta del cole como hoy, irá distraída, quizás por mirar pasar a un bulé en bicicleta, y se le olvidará coger la piedra. Quien sabe, quizás sea el día que la muerda el perro.
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