lunes, 24 de abril de 2017

Conexión Helambu.

Cuando comenzamos la caminata de Helambu, nuestra intención era conectar ésta con la del valle de Langtang. Al llegar al cruce que une ambas en Tharepati, había tanta nieve que nos hizo renunciar a ello al estar los caminos ocultos. Tuvimos que ir hasta Dhunche en autobús para conocer el valle de Langtang y poder intentar unir las dos rutas ahora en dirección contraria, con la esperanza de que un mes después la nieve de hubiera derretido.
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Para cruzar los arroyos, puentes que cuelgan decenas de metros sobre sus corrientes.
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Thulo Syabru, primer poblado del paso entre Langtang y Helambu.
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El refugio en Sing Gompa.
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Tenemos que subir hasta los 4.600 m, cada día unos cientos de desnivel.
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Desde Laurebina se pueden ver, además del Langtang Lirung y el Ganesh Himal, ambos de 7.000, al monte Manaslu de más de 8.000 m.
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Estos son dos de los lagos de Gosainkunda, a 4.400 m y donde pasamos una fría noche.
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Aún más arriba los lagos son placas de hielo.
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Nos acercamos al paso de Laurebina, de 4.610 m de altitud.
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Superado el collado aparecen las nubes subiendo por el nuevo valle.
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Nuestro refugio por encima de las nubes en Tharepati, a la misma altitud que la cima Teide.
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Aquí su interior.
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A partir de Tharepati repetimos camino en dirección a Katmandú.
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Vamos pasando por diferentes estratos de vegetación.
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Bajando tras superar la última dificultad montañosa, de tan sólo 2.400 m.
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Al fondo entre las nubes ya adivinamos la presencia de la ciudad de Katmandú.
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viernes, 14 de abril de 2017

Valle de Langtang.

Tras el intermedio de descanso por el valle de Katmandú, estamos listos para iniciar una nueva caminata. Al norte de la capital hay un valle flanqueado de montañas de hasta 7.000 m que promete paisajes espectaculares. No nos lo pensamos y subimos a un autobús que en 7 horas nos deja en Dhunche, a 120 km de Katmandú y desde donde comenzaremos a caminar.
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Dhunche desde nuestra pensión.
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Y aquí se puede ver al fondo después de caminar más de una hora.
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A lo lejos ya vemos Syabru Besi, destino de hoy. Y poco más de 10 km arriba apreciamos los picos nevados del Tíbet.
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Nos adentramos en el valle de Langtang a la sombra del bosque.
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Y según ganamos altura los árboles son más escasos.
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Algunos utensilios del valle.
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Rezos acompañando al camino.
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Esta es la aldea de Langtang a casi 3.500 m de altitud.
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Nuestra anfitriona y su hija en la pensión de Langtang.
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Otro pariente y su "guitarra".
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Y aquí llegamos a Tyanjin Gompa, último asentamiento del valle y a prácticamente 3.900 m. El monte blanco es el Langtang Lirung, de 7.246 m.
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Más arriba, por encima de los 4.000, caminamos para ver de cerca los glaciares que descienden hacia el valle.
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Aunque Tyanjin Gompa es la última aldea, aún se puede avanzar unas horas río arriba.
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A 4.200 m con picos de 6.000 al fondo. El más blanco es la frontera con el Tíbet.
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Y tras tanto andar, un descanso.
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martes, 4 de abril de 2017

De Dhulikhel a Bhaktapur.

Desde Melamchi Pul Bazaar subimos a un autobús que en 2:30 h nos traslada 40 km hasta Dhulikhel. Desde aquí caminamos hacia Namobuda y Panauti, y en otro tramo de autobús alcanzamos la que fuera capital del valle de Katmandú entre los siglos XIV y XVI, Bhaktapur.
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El templo de Visnú, en el centro de Dhulikhel.
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Y aquí el de Siva, a las afueras.
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Puertas y ventanas de madera tallada en Dhulikhel.
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Una tendera en su negocio.
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Pasamos 4 días en el monasterio budista conocido como Namobuda. Tenemos un cuarto para nosotros, pero las tres comidas del día las hacemos con los monjes en un gran comedor. También asistimos a los cánticos de la puya en la sala principal del templo cada tarde.
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Banderines que envían oraciones al viento.
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Jóvenes monjes contemplando su limitado mundo.
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Rodillos de oración en la estupa de Namobuda.
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Niños desde los 7 u 8 años pasan años lejos de sus familias, sacrificio a cambio de manutención y educación gratuita en el monasterio. Muchos de ellos dedicarán toda su existencia a la vida monacal.
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Dejamos Namobuda y caminamos hacia Panauti.
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La primera vista de Panauti nos asegura que merece la pena una escala.
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Después de un largo viaje Siva sorprendió a su esposa Parvati con un joven. Sin pensárselo dos veces el dios cortó la cabeza de éste, no había caído en que el jovenzuelo era su propio hijo crecido en su ausencia. Parvati pidió devolver la vida a Ganés, pero Siva sólo pudo hacerlo sustituyendo su cabeza por la del primer ser vivo que vió, un elefante.
He  aquí la feliz familia.
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Con buen tiempo, mejor que en casa, en la calle viendo la gente pasar.
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En la confluencia de los ríos sagrados de Roshi y Pungamati se halla este grupo de pequeños templos.
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Cuando llueve en Panauti, en lugar de tragar el polvo levantado por el tráfico, pisas barro.
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En Banepa vemos el templo de Chandeshwari.
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Carne de búfalo. La hemos probado en los momos, una especialidad del país.
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Taumadhi Tole, en Bhaktapur.
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Viajando por Nepal siempre serás testigo de alguna celebración.
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Talla en madera de un templo.
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De paseo por Bhaktapur no dejarás de encontrar lindos rincones.
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Y en Katmandú tenemos la suerte de presenciar una de las pocas salidas de palacio de la diosa Kumari sobre su palanquín.
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