Os voy a contar un cuento:
"Hace muchos, muchos años... (bueno sólo 15) estando en Tailandia con Chivolocol conocimos al vizcaíno José María. Conversamos con él, no mucho tiempo, de cosas de la vida. Unos meses después le volvimos a ver, sobresaliendo su gran altura entre las gentes de Bangkok. Nos dijo que tras unos años viviendo en Tailandia cambiaba de aires y se iba al Brasil. Pasaron los años, 15, y un día entre los días llegué hasta Maputo. A la quinta noche el la capital mozambiqueña, en mi cuarto del albergue durmió un hombre alto, que hablaba portugués con acento español. La cabeza que no descansa comenzó a darle vueltas a esa cara y me decidí a preguntar: ¿eres de Bilbao?
Lo habéis adivinado, era José María. Y entonces me dijo lo que se dice en estos casos: el mundo es un pañuelo".
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Aquí me olvido del rand para usar el metical.
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En la plaza de la Independencia de Maputo, con la estatua de Samora Machel, primer presidente del país.
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Calles animadas en la capital.
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Boda en Maputo.
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Esperando el autobús.
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Fútbol en Manhica, donde acampo en casa de unas investigadoras españolas que buscan remedio contra el paludismo.
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Armando me enseña su coche de juguete. Los
juguetes son de fabricación casera, los padres han de ser un poco artesanos
para hacer, a base de alambres y madera, lo que en el resto del mundo se
construye de plástico en fábricas chinas.
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Los cangrejos en la playa de Chidenguele.
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La carretera principal es muy buena, con arcén, sólo al salirme de ella encuentro tierra.
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El lago Quissico y el océano Índico.
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Hacia la playa de Quissico.
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Lago Quissico al
amanecer.
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Playa Quissico.
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Todo el camino está lleno de pequeños asentamientos.
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Nunca faltan niños.
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Por aquí no llevan a los niños en coche a la escuela, aunque se encuentre a varios kilómetros.
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Inhambane, herencia portuguesa.
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Playa de Tofinho, al lado de Tofo.
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Y esta es la playa de Barra, a algo más de 10 km.
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