lunes, 12 de marzo de 2018

Lesoto.

El lema del pequeño Lesoto dice: "Un reino en el cielo". Y es que su territorio más bajo se halla a 1.400 m de altitud. Éste es por el que yo circulo, incluso aquí por las noches ya refresca en la carpa. Su capital Maseru está a 1.600 m, sin mucho interés y donde paro por tres días a descansar de las subidas y el viento de las últimas nueve jornadas. Y en Butha Buthe cruzo de nuevo a la república Sudafricana una semana después.
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El loti (maloti en plural) es la moneda del país, aunque se aceptan rand sudafricanos hasta en el más pequeño de los negocios.
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 Casas de la zona, aunque los lesotenses van cambiando a planta más "cuadrada".
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  En una aldeíta el jefe Yosef no parece confiar en un extraño, pero tras ver mi pasaporte y charlar un rato accede a dejarme acampar junto a su casa. Después de instalarme me presenta a parte de su familia y dice estar feliz por tenerme aquí, los ciclistas que pasan por la carretera nunca se detienen.
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Por menos de euro y medio se puede comer en el restaurante, pero si quieres dormir bajo techo prepara 30 ó 40 €.
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En Mafeteng me aborda Tshepo, del que me había hablado Grant en Sudáfrica y que por casualidad me ve descansando junto al supermercado. Voy hasta su organización Hands of life, que promueve el uso de la bicicleta en Lesoto. Me sacan fotos y hacen una entrevista para su web, sin prisas, me hacen esperar dos horas. En África debes de cargar la maleta con mucha paciencia.
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En Maseru abundan las peluquerías, debe de hacer cientos.
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  La capital no tiene mucho interés a parte de los mercados y ver el movimiento de la gente. Hay muchos pequeños negocios de supervivencia, muchísimas peluquerías, puestos de fruta, taxistas pitando a todo el que ven y vendedores con un cartel colgado a la espalda.
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 Restaurante de la capital.
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Compartiendo bici.
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Paso una noche en un pueblo del camino, en casa de David y Agnes. Paré a preguntar si podía acampar y David me llevó en su camioneta a casa del jefe para pedir permiso, nadie puede pasar la noche en el pueblo sin su visto bueno. Mientras conduce, David va dando tragos a su cerveza que lleva agarrada entre las piernas. Después vamos a un local nocturno a por cerveza, David y Agnes con un hermano y cuñada. Compran 8 ó 10 botellas de 750 ml y volvemos a casa.

David me pregunta que podría hacer Europa para ayudarles y aunque no se lo digo, pienso que el consejo de no beber tanta cerveza no sería malo.
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 De la ganadería y algo de agricultura es de lo que se mantiene el país.
Lesoto es un país pobre donde el sueño de sus habitantes es encontrar un trabajo en Sudáfrica. Aquí muchos subsisten de la ganadería y la agricultura, pero la erosión del terreno es un gran problema, se calcula que para 2.040 no quedará tierra fértil, y los miles de niños que saludan al forastero, que para entonces serán adultos, tendrán que alimentar a sus hijos. Y Sudáfrica no admite más inmigrantes.
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La frutera de Teyateyaneng posando divertida.
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En Butha Buthe sale el cruce para entrar de nuevo en Sudáfrica, es 11 de Marzo, el día de la nación en Lesoto, me dicen, pero no veo por las calles que tengan mucho que celebrar.
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