jueves, 21 de junio de 2018

Namibia: hacia territorio himba.

El Atlántico queda de nuevo atrás, si los planes salen bien las próximas olas serán las del lago Malaui. Desde Swakopmund enfilo hacia el norte por una carretera de sal hasta Hentiesbaai, y de aquí me separo del océano internándome en tierra baldía por una pista arenosa. Son más de 400 km sin asfaltar, poblaciones alejadas hasta 125 km donde hay que cargar con más agua y comida de lo habitual. Es el peaje a pagar para ver a los himba. En Kamanjab verás a sus mujeres por la calle o el supermercado, también te cruzarás con los san, los damara, los herero... pero será como cuando llegas a Sapa y no das importancia a los sombreros cónicos (recuerdas Olga), las himba acapararán toda tu atención.
.
.
Siguiendo la costa hasta Hentiesbaai.
 .
¿Buscas una sombra?
.
Hasta en las zonas más áridas crecen asentamientos humanos.
.
Hentiesbaai.
.
Montando el campamento.
.
No es difícil encontrar parcela... Disfrutando de la soledad y de la fortuna de poder estar aquí.
.
.
.
Uis: los ciclistas siempre paran en el súper, siempre pensando en comer.
.
Los argentinos tienen una palabra que no puede describirlo mejor: serrucho.
.
Difícil para sobrevivir, el hombre se adapta a cualquier ambiente.
.
A veces pasa media hora sin ver vehículo alguno.
.
Comunidad de propietarios avícola.
.
Un café de medio litro para rematar el día.
.
El desierto va quedando atrás.
.
.
Al caminar siempre mirando al suelo.
.
Kamanjab.
.
Bosquimano de viaje.
.
Primeros himba.
.
Como cualquier ama de casa haciendo la compra.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario