viernes, 1 de noviembre de 2019

Xishuangbanna.

Cuando dejada atrás mi niñez comencé a razonar por mí mismo, asumí que no iría al Cielo. Tiempo después me di cuenta de que el Paraíso hay que buscarlo en la Tierra, donde realmente quizás pudiera existir. Ese lugar ideal para algunos es un atolón del Pacífico y para otros los bosques de Alaska, pero para mí la verdadera Arcadia está en el Camino.
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En la región de Xishuangbanna, encajonada entre Myanmar y Laos al sur de Yunnan, es como si hubiésemos cambiado de país. Las infinitas montañas de toda la provincia siguen presentes, pero es la arquitectura de sus pueblos lo que la hace diferente.
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Buda se asoma desde el interior de un chedi.
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Verduras desconocidas.
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Diminutos en la selva.
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Teóricamente hay elefantes salvajes por los alrededores.
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Jinghong es la capital de la región.
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Aunque parece Tailandia seguimos en China.
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Para hacerse una idea de al altura de este Buda a las afueras de Jinghong hay que fijarse en la gente subiendo la escalera.
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El río Mekong siempre nos anima cuando lo vemos. Es el gran río del sudeste asiático, y desde su nacimiento en China hasta su desembocadura en Vietnam, atraviesa algunas de las regiones más alucinantes de toda Asia.
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Menhan.
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Y cuando uno piensa que debe de estar acercándose a los jardines del Edén, encuentra que se le cierran sus tapias...
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